¿Podré?

Durante la expedición al Tronador, de los 60 participantes, había particularmente dos que llamaron mi atención. Cada reunión previa de preparación estos me contaban sus temores y se preguntaban y me preguntaban si podrían subir con el resto del grupo. Me decían que tenían stents, angioplastia y algunas problemas más de salud. Esto me llenaba de responsabilidad y miedo a la vez, aunque sabía que todos se harían chequeos médicos y estos eran un factor excluyente. Nunca se los demostré, y siempre traté de darles confianza de que podrían llegar a la cima. Tenía la certeza de que si los exámenes estaban OK, podíamos contemplar su ritmo, no apurarlos y, en caso de necesitar evacuarlos, hacerlo sin complicar al resto. Finalmente fuimos para adelante, y no sólo llegaron, sino que subieron como parte del grupo sin notar diferencia. Ya de regreso en el hotel, cuando el grupo grande se retiraba, se acercaron silenciosos como durante todo el año, pero esa vez fue distinto… esa vez no había nada que preguntar ¡todo se dijo con un fuerte abrazo!